La crisis del coronavirus podría acabarse antes del verano, según afirman varios científicos de todo el mundo. Dentro de la rama de las especulaciones científicas están las previsiones de que habrá un rebrote por el relajamiento de las medidas de confinamiento; quienes especulan que habrá un nuevo confinamiento a partir de octubre, cuando coincida un rebrote del coronavirus con la temporada alta de la gripe común; y luego están los que dicen que esto, a partir de junio, se habrá terminado.
El neumólogo ruso Alexánder Chuchalin, según entrevista realizada por el periódico ABC, es de los que compara el covid-19 con el SARS y el MERS, las dos epidemias que surgieron, también en china, en 2002 y en 2012. A su juicio, ambas tres epidemias son similares porque los tres virus son de la misma naturaleza, y en las dos ocasiones anteriores el virus tuvo una duración de 30 y 45 días respectivamente. Por tanto, existe la posibilidad de que esta nueva versión de coronavirus curse de la misma manera que las dos anteriores: tras 70 días se desactive y no volvamos a verlo hasta dentro de 10 años.
Por su parte, el profesor Isaac Ben-Israel ha realizado un estudio cuya conclusión es que el virus tiende a cero tras 70 días desde el inicio de los contagios. En este reportaje de Vozpópuli, Ben-Israel afirma que el virus ha tenido el mismo patrón de comportamiento en todos los países, independientemente de las medidas de cofinamiento que éstos han adoptado, subrayando lo delicado para la economía que resultan las medidas de confinamiento duro, y apostando por la elaboración masiva de tests a la población para poder contener al máximo los porcentajes de contagio. Aún así, Ben-Israel es de los que opina que a partir de junio podremos dar la crisis por superada.
Otro médico que apoya esta tesis es el francés Didier Raoult, quien afirma que la pandemia está en vías de desaparecer, y que no hay indicios por ninguna parte de que vaya a haber una segunda oleada. Como podemos leer en el diario La Nación, Raoult afirma que el virus va perdiendo fuerza, y que en el futuro inmediato podremos ver casos esporádicos, aislados entre sí, que tal vez puedan llevar a contagios de su círculo cercano, pero que distará mucho de los comportamientos pandémicos exponenciales del que el virus ha hecho gala en sus primeras fases de contagio.
Un dato importante para poder analizar y darle crédito a estas afirmaciones es que los tres científicos citados son asesores gubernamentales en sus respectivos países: Alexánder Chuchalin es miembro de la Academia de Ciencias de Rusia y jefe del departamento de terapia hospitalaria de la Universidad Nacional de Investigación Médica Pirogov de Moscú, pero a su vez es miembro del protocolo de crisis del gobierno de Vladìmir Putin; el profesor Isaac Ben-isrrael es el presidente de la Agencia Espacial de Israel y del Consejo Nacional de Investigación y Desarrollo; y el francés Didier Raoult es miembro del comité científico que asesora al gobierno de Emmanuel Macron. Cabe, por tanto, el margen de duda de que sus interpretaciones sobre el comportamiento del virus estén sesgadas por la necesidad, a nivel político, de reactivar la economía y trasmitir tranquilidad a la población.
Otros organismos, como el Institute for Health Measures and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington en Estados Unidos, avisan que en esta primera oleada morirán 150.000 personas en esta primera oleada, y que, por tanto, vendrán otras tantas. El IHME además se atreve a dar una predicción tremendamente precisa: el último fallecido en España por coronavirus se anunciará el 4 de agosto de este 2020.
En cualquier caso, y en previsión de pandemias futuras, cabe esperar que más pronto que tarde se elabore una vacuna que nos proteja ante este virus y otros similares. Igualmente este virus ha demostrado que nuestro sistema sanitario es deficiente, no desde el ámbito sanitario sino desde la gestión administrativa y política del mismo, por lo que confiemos en que las autoridades correspondientes tomarán debida nota y ejecutarán los cambios pertinentes para ser más ágiles en dar una respuesta en caso de futuras pandemias.