Cada vez que me hacen esa pregunta, siempre me gusta hablar del concepto de proyección.
¿De proyección astral? Bueno, si les es más fácil visualizarlo así, claro, por qué no.
Pero lo cierto es que dos personas pueden decir la misma frase, cierta o errónea, y una sonar convincente, y la otra no.
Y la clave puede estar en aspectos distintos, pero uno en concreto es el que les traigo hoy en esta entrada para Diario de Empresa.
La proyección la hacen muchas personas sin darse cuenta, y para que me entiendan, visualicen a esa madre formulando una frase tan sencilla e inocente como «a que voy pallá». Y, acto seguido, sientes auténtico terror.
Cuando quizás otro que diga la misma frase, pues o no te dice nada, o incluso te da la risa. Aunque aquí se mezcla también el concepto de roles, pero eso ya otro día.
Esto mismo lo explico muchas veces en los talleres y cursos a profesionales de la educación no formal, o en mi blog de Tiempo Libre y Educación. Y lo hago primeramente de una manera fácil de entender:
¿Cómo sonar convincente? No basta con que tu discurso sea convincente, de esta forma solo accedes por la vía racional de la otra persona. Además de ello debes proyectar tu mensaje con todo tu cuerpo, con todo tu ser.
Vale, sí, como si de una proyección astral se tratase. Más o menos. Pero no es cuestión de magia, como también me preguntan algunos monitores cuando se frustran porque los niños no le hacen caso.
Cuando no proyectamos, es decir, no ponemos todo nuestro cuerpo al servicio de lo que estamos diciendo, las frases pueden sonar certeras, pero nuestro cuerpo puede estar relajado, distraído, indiferente, dubitativo….
¿Es esto tan importante? ¡Claro! Los seres humanos no solo nos relacionamos desde lo racional, sino también desde lo emocional.
Daniel Goleman (2006) le llama a esto «la vía de abajo«, otra ruta de comunicación que, aunque no estudiemos en los colegios, utilizamos diariamente.
Seguro que les suena el concepto de comunicación no verbal, y es aquí donde cae mayormente esa «vía de abajo«. Tu postura, tus gestos, tus expresiones faciales, tu entonación, tus pausas, pero también tu vestimenta o las emociones con las que transmitas tu discurso. Todo ello influye durante un intercambio interpersonal.
Conocer todo esto, controlar todo esto, es un primer paso para que tu comunicación goce de un mayor éxito, y la clave no es otra que ir a la par ambas comunicaciones, en todos los sentidos, aunque marco tan solo algunos ejemplos:
Si tu comunicación es firme, tu postura también lo ha de ser; si quieres expresar confianza con tus palabras, tu voz, volumen y timbre también deben expresar confianza; si quieres explicar algo complejo que necesitas que el otro comprenda, debes hablar con tranquilidad y reposo; y así, sucesivamente.
Eso es proyectar: llevar el mensaje más allá de las palabras, convertirte tú mismo en el mensaje, y transmitirlo con toda tu personalidad.
Surge entonces el concepto de coherencia que debe quedar también bien claro, porque sucede otra cosa, y es que los seres humanos no somos capaces de controlar toda nuestra comunicación no verbal.
Es por eso que, si quieres sonar convincente en tu discurso, para proyectar a la par dicho mensaje, es fundamental que con anterioridad te preguntes a ti mismo: ¿y yo, creo que lo que voy a decir es verdad, es para mí convincente….?
Entrada elaborada por Javier Soler, profesional del Tiempo Libre y la Educación en el blog La Invención del Fuego.